Tu voz me aflige y me llena de espanto.
Oírte tan triste, tan llena de ti misma
Y encontrarte sin remedio,
Rendida y lejana,
Llena sólo de palabra y martirio.
Viviste creyéndote ida,
Y te equivocaste pensando
Que la poesía te exorcizaría
Cuando ella misma era quien te tomaba.
Entonces trabaste la puerta
En cuartos oscuros para defenderte,
Para no verte sombra en la luz
Y sentirte desadaptada.
Bloqueaste el sol y urdiste en la luna
Para ser la oscuridad sin la sombra;
Y te hiciste ausencia, grito silencioso
De donde nunca volviste.
Hay en tus ojos algo que me aterra:
El más allá reflejado
Donde querías marcharte
O el reflejo de la muerte
Asediando por todas partes,
Qué habrás visto Alejandra
Que me hacen pensar en dos esferas
A punto de quedar en blanco.
Frente a ti estaba todo
Y tú sin poder soltarte,
Naufragando dentro de tu cabeza
Hasta ahogarte.
Por qué escogiste ser sonámbula
De un túnel infinito.
Por qué no deja de atemorizarme tu imagen
En los pasillos negros y desolados.