Un pasaje hecho con muros de caña.
Una techumbre por la que corro.
La espesura de un jardín interminable.
La sombra de unos árboles moviéndose en un muro.
Una familiaridad ajena que se deforma en un rostro.
Una cacería que me advierte que yo soy el blanco.
El interior en ruinas de una mansión de la que no salgo.
Escaleras que conducen a un lugar al que no llego.
Un patio inmenso cercado por edificios siniestros.
Una calle que dejé de ver hace mucho.
El cuerpo desnudo de una mujer saliendo de un cuarto.
Una caída por un abismo sin fondo.
La presencia de alguien que había muerto.
Mis dientes rodando sobre un lavamanos.
Una playa que se extiende por un desierto.
La silueta de una ballena detrás de una ola gigantesca.
Un huracán tragándose el mar por donde pasa.
El enorme precipicio de un cerro del cual pendo.
Un amigo con un revólver pidiéndome que le dispare.
Las luces de una ciudad que veo a sobrevuelo.
Respiro bajo el mar y miro la superficie desde el fondo.
Un vampiro y una bruja que desde una ventana
Se filtran a la pieza donde duermo.
Un duelo con unos desconocidos que parecen invencibles.
Una espada al calor de las brasas.
Uso ropa antigua y camino por una ciudad que es pretérito,
Oigo un sonido que se agudiza en el silencio de un túnel,
Veo el pálido brillo de un lago al fondo de una quebrada.
Soy el perro que duerme en el jardín de mi casa.
Soy la oscuridad del cuarto donde abro los ojos.
