El despertar de Frankenstein

De quién es el calor que se posa 

Sobre una de mis piernas

Sin que venga del sol que alumbra 

La lejanía de una ventana

O sea el de mi propio cuerpo que yace 

En el letargo de una sombra.

Quién entibia uno de mis muslos

Cuando el resto de mis extremidades palpan

La fría humedad que cala el empedrado.

Quién me trajo al fulgor de la vida

Cuando permanecía en la distancia.

Quién vino a disiparme el olvido

Cuando la lucidez no tenía memoria.   

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