No es el miedo a la muerte, es el miedo a los instantes previos,
No saber dónde pasará ni en qué condiciones.
Lo terrible ha de ser el último segundo de consciencia
Donde el final se revela y la vida se debate sin remedio.
Años enteros sin haberlo sospechado hasta ese día:
La última certeza será la más cierta,
Y una última sensación, de pavor o sosiego,
Te descubrirá en la desolación de un lugar que todavía ignoras
Y que tus ojos guardarán hasta que todo se oscurezca.
Vive ignorando el fatal momento que aguarda
Y que reconocerás como la volatilidad de un sueño.
Un enigma para los demás será el de tu último pensamiento.