Odinismo

            Muchos pavonean su condición de carnívoros, naturistas o veganos, incluso defienden su opción argumentando su superioridad nutritiva respecto a la otra o su elevado sentido moral por defender la vida de los animales. Pues bien, yo soy un borracho, ni naturista ni omnívoro, sólo borracho, o para seguir las tendencias modernas: practico el borrachismo, o el Odinismo si prefieren, ya que fue Odín el primero en alimentarse solamente de cerveza.

            Creo que de todas las disciplinas que tienen que ver con los alimentos la mía es la más pura, la mejor. A la sumo daño las semillas de la cebada y el lúpulo, pero esto es minúsculo si vemos como las otras le meten cuchillo a lo que se mueve o desgarran las cáscaras de las frutas y verduras para perforarles el interior. Alguno podrá decirme que al devorar el retoño de las plantas no se comete ningún crimen, pero eso no es cierto ya que he visto cómo pierden el jugo que las mantiene con vida cuando son desgarradas. La betarraga, por ejemplo, produce una fuerte hemorragia al ser cortada, incluso una vez que es digerida y después expulsada por el esfínter su derrame continúa, y eso es peor que distinguir la sangre coagulada al interior de una prieta.

            Como ven, opté por el Odinismo por un sentido de respeto excelso, superior al de las otras tendencias, no por vicio.

            En mi último asado, la mesa opinó que debería ser santificado. 

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