Largos, delgados, enmarañados,
pesados de humo y de tiempo,
Caen de los postes,
delante de los balcones,
Cuadriculando el paisaje
Sin dejar ver el entero de las cosas.
Son una telaraña que se anuda
En una madeja que nadie resuelve;
Entran y salen de los edificios,
Vuelven a la madeja.
Un pulso, un enjambre de luz les palpita adentro,
Un grillo amarillo que se mete
En los electrodomésticos y los enciende;
La voz de Amy dentro de su pelo enmarañado.
Dorado sería el tono si tuviera que pensar uno,
Dorado por dentro,
A través de un sendero hueco y alargado,
Como un diamante dentro del carbón
O la oscuridad alrededor de una estrella.